La leyenda dice que había una vez, una princesa, hija del Rey Celestial, que tenía un don para tejer y regalaba sus prendas a su padre. Debido a esto, la princesa Orihime no tenía tiempo de conocer a nadie y se sentía sola. Apenado ante tal situación, su padre concertó un encuentro entre ella e Hikoboshi, un pastor. Los dos se enamoraron enseguida y procedieron a casarse. Sin embargo, con el paso del tiempo, los dos fueron descuidando sus deberes, Orihime el de tejer y Hikoboshi el de cuidar de su ganado, y el rey, furioso, decidió separar a los dos, uno a cada lado del Amanogawa (un río de estrellas). Entristecida, Orihime suplicó a su padre que les permitiese verse una última vez y su padre accedió a que el séptimo día del séptimo mes de cada año, Orihime y Hikoboshi se encuentren. Para ayudarlos a cruzar el río, las grullas prometieron ir cada año a Amanogawa para crear un puente con sus alas siempre y cuando no llueva.
Hoy en día en Japón, se celebra el Tanabata escribiendo deseos en unos papelitos de colores (tanzaku) que se cuelgan en unas ramas de bambú junto a otras decoraciones de origami. Estas ramas se pueden encontrar en muchos sitios diferentes, tanto en centros comerciales, supermercados o en las calles.
Eventos de Tanabata
En diferentes regiones de Japón se celebra el Tanabata con algo más que los tanzakus. En escalas menores, muchos centros comerciales y calles se decoran alegremente para la ocasión y por la noche se iluminan.
Los eventos de Tanabata más famosos son los de Sendai en Miyagi (5 de agosto a 8 de agosto) y Hiratsuka en Kanagawa (5 de julio al 7 de julio).